
Vive el Camino de Santiago de Gran Canaria, una travesía insular que une el Atlántico con las montañas sagradas, entre barrancos, volcanes y aldeas suspendidas en el tiempo.
A diferencia del camino peninsular, esta ruta se abre paso por la naturaleza volcánica del centro de la isla. Desde el Faro de Maspalomas hasta la basílica de Santiago de los Caballeros en Gáldar, el viajero atraviesa desiertos de arena, pinares infinitos y senderos tallados en roca que respiran historia y silencio.
Cada etapa invita a descubrir el alma de Gran Canaria: el calor del sur, los barrancos de Tunte, las alturas de Tejeda y la quietud sagrada de la Cruz de Tejeda. El camino asciende por paisajes declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO, donde la fe y la naturaleza se funden en un mismo latido.
Más allá del desafío físico, este camino ofrece una experiencia de introspección y belleza. Las montañas se convierten en compañeras, el viento en guía, y cada paso acerca al peregrino a una nueva forma de mirar la isla: con respeto, con calma, con gratitud.
El Camino de Santiago de Gran Canaria es mucho más que una ruta. Es un encuentro entre el espíritu y la tierra, una peregrinación distinta que permite sentir la fuerza volcánica, el silencio del interior y la inmensidad del océano.
Llegada a la isla y traslado al alojamiento en el entorno de las dunas de Maspalomas. Tarde libre para reconocer el paisaje costero y preparar el equipo para la primera etapa del camino.
Alojamiento en Maspalomas en el Hotel Cordial Green Golf o similar.
La jornada arranca desde el mar y asciende hacia el interior por el histórico trazado del Camino. El sendero se adentra en el Barranco de Vicentillos y continúa por el de Fataga, entre laderas áridas y formas volcánicas modeladas por el viento.
El valle de Arteara revela vestigios aborígenes y pequeños cultivos tropicales. Etapa de contraste entre la luz del sur y el silencio de los barrancos, preludio perfecto para el ascenso hacia las medianías.
Alojamiento en Arteara en el Masai Mara Resort o similar.
El camino continúa ascendiendo suavemente hacia el norte, cruzando barrancos y terrazas agrícolas. El paisaje se vuelve más verde, con vistas que se abren sobre los valles interiores de la isla.
En el encantador pueblo de Tunte destaca la iglesia de San Bartolomé, donde los peregrinos pueden sellar su credencial y disfrutar de la calma rural antes del descanso.
Alojamiento en Tunte en el Rural Suite Santiago de Tunte o similar.
La etapa más emblemática del camino lleva hasta el corazón de la isla. El sendero asciende entre pinares y antiguos conos volcánicos, ofreciendo panorámicas hacia el Roque Nublo y los relieves del interior.
El recorrido culmina en Cruz de Tejeda, un enclave de cumbre con miradores naturales donde el horizonte se pierde entre barrancos y nubes. Etapa exigente, pero de belleza inigualable.
Alojamiento en Cruz de Tejeda en el Hotel El Refugio o similar.
Comienza la gran travesía final hacia el norte. El camino desciende entre valles agrícolas y pequeñas aldeas, alternando senderos empedrados y caminos rurales con vistas al océano.
El sonido del mar anuncia la llegada a Gáldar, donde la imponente iglesia de Santiago de los Caballeros marca el final de la peregrinación. Aquí el viajero puede obtener el certificado del Camino.
Alojamiento en Gáldar en el Hotel Emblemático Agáldar o similar.
Tiempo libre tras el desayuno para un último paseo o compras en el entorno histórico de Gáldar. Fin de los servicios y traslado por tu cuenta al aeropuerto.
Una peregrinación distinta para sentir la fuerza volcánica, la calma de las cumbres y el espíritu del Atlántico en cada paso.
En estos momentos no hay comentarios.